domingo, 31 de octubre de 2010

Lo atrayente de la maldad

No sabían explicar por qué, pero a pesar de que ese extraño influjo que emanaba de ella les avisaba a todas luces de que debían alejarse, no podían hacerlo.
Realmente, no deseaban que permaneciese en sus vidas, pero al mismo tiempo no dejaban de necesitarla. Como parásitos. Y, aunque sonara retorcido, casi podían afirmar que disfrutaban balanceándose en aquella frontera tan enfermiza pese a que, a menudo, les sacudían unas tremendas ganas de vomitar.

sábado, 30 de octubre de 2010

Keeping secrets

- Revélame un secreto. Cuéntame algo que siempre te emocione.
- Las canciones lentas de Coldplay.


Y, a propósito de esto...

"¿Por qué la vida merece ser vivida? Bueno, supongo que hay cosas que hacen que la vida merezca la pena vivirse. Por ejemplo, Groucho Marx y Willie Says; y el segundo movimiento de la Sinfonía Júpiter; y la grabación de Potatohead blues por Louis Armstrong; y las películas suecas; y La educación sentimental de Flaubert; y Marlon Brando, Frank Sinatra, las fabulosas manzanas y peras de Cézanne, los cangrejos de Sam Wo… y el rostro de Tracy."

Manhattan

viernes, 29 de octubre de 2010

Consejo enzimático

Cuando, en mitad de aquel remolino inestable, el profesor dijo: "deberíamos cambiar el concepto de clase magistral que se lleva aplicando desde hace años y que cuando yo estudiaba se definía como el proceso por el que los apuntes del profesor se convierten en los apuntes del alumno sin pasar por el cerebro de ninguno de ellos", encontré la motivación que había perdido.
Y eso que ni siquiera me daba clase.

miércoles, 27 de octubre de 2010

Recién levantada

Era el vestigio de un sueño. O de un recuerdo. Ya no estaba segura, sólo sabía que había música por todas partes.

Ascensores

Cada vez que coincido con algún vecino en el ascensor, me pregunto quién habrá pulsado el botón primero, o si todo habrá sido producto de una inquietante casualidad y lo habremos hecho los dos -o los tres, o los cuatro- a la vez.

Take it easy

Desde hace tiempo, el detestable tic tac de su conciencia no deja de martillearle en los oídos.

Bajo cero

Aunque siempre se quejaba de ello, terminó por reconocer que le encantaba salir temprano de casa y que una ola de intenso frío le lavase la cara mientras se arrebujaba cuanto podía en el interior de su inmenso abrigo negro.

sábado, 23 de octubre de 2010

De libros e impresiones

Esta mañana fui a ver la Feria Municipal del Libro Antiguo y de Ocasión que, un año más, sitúa sus stands en la Plaza Mayor de Salamanca del 23 de Octubre al 7 de Noviembre.

He de confesar que, siempre que me paseo por las casetas que exponen, me fijo en qué libros compra la gente o aquellos a los que, simplemente, echa un vistazo. No sé muy bien por qué, pero al leer los títulos de esas obras, mi mente esboza la personalidad de cada uno de los clientes: invento sus gustos, sus tragedias e imagino sus inquietudes sin basarme en nada más que en ese detalle.

Así, hoy me topé con un formidable y anónimo escritor obsesionado con el Holocausto, un joven y pródigo poeta que sólo consigue hallar el verdadero equilibrio sumergiéndose en páginas repletas de palabras, una auténtica Renée Michel y el típico erudito a la violeta, entre otros.

Además, he aprovechado para empaparme bien del ambiente literario, ¡cuántas palabras no habrán volado hoy ante mis ojos! Ya casi no me acordaba del olor tan exquisito que desprende la celulosa ajada.

viernes, 22 de octubre de 2010

De espaldas

Recuerdo tu cama nido
y tus cerillas sobre la mesa.
Recuerdo las mil razones
que me dejaron envuelta.

El descubrimiento de la semana

"Como cuando preguntas a alguien dónde queda una calle,
titubea durante unos segundos, aunque lo sabe.
Sin quererlo se equivoca, te hace dar vueltas, te cruza los cables.
Así fue como, un poco obtuso, traté de explicarte..."

Samuel Leví.

martes, 19 de octubre de 2010

Semáforos en verde II

Y si el semáforo no se pone verde, lo pintas tú.

lunes, 18 de octubre de 2010

Hallar el bienestar: una nadería

Hace poco, acepté que la clave de la felicidad se encuentra en la ignorancia, porque cuanto más sabes, más te das cuenta de lo mucho que desconoces, más te frustras y más infeliz te sientes por ello.
Así que la pregunta es: ¿por qué continuamos reflexionando sobre mil y un temas llenos de inquietud después de darnos cuenta de ello?
Quizás sólo se trate de una prueba más que confirma ese dicho que apunta algo así como que "nosotros mismos nos hacemos más daño que cualquier otra persona", o quizás, esa revelación en apariencia trivial, nos enseñe algo tan simple y tan devastador como que el Homo sapiens no será, ni de lejos, el último eslabón de la cadena evolutiva.
Sea como fuere, ambas revelaciones nos entristecen todavía más. Eso, por pensar.

domingo, 17 de octubre de 2010

Ciertos desgarros

When life leaves us blind,
Love keeps us kind.
It keeps us kind.

But, what if there's no love?

jueves, 14 de octubre de 2010

De olores y niños

Cuando crucé la carretera, el perfume de la mujer que caminaba delante de mí me atravesó como una flecha.
Era el olor de una infancia ya pasada, de mañanas de juegos y recreos, de cromos, balones, rodillas peladas y juramentos de amistad eterna. Pero había uno que destacaba entre los demás: el olor de mamá.

miércoles, 13 de octubre de 2010

Un conocido desconocido

Oye, chaval. Me dice tu hermana que estás cada vez más para allá, y que has perdido el curso, cacho cabrón. Y que encima te estás metiendo de todo. Y digo todo, colega. Alcohol y pastillas, y pastillas y alcohol, y dos paquetes diarios de tabaco a tus diecinueve tacos. Y que has dejado a tu novia, o en realidad es ella la que te ha dejado porque no te aguanta. Y que vuelves a las tantas saltándote semáforos en rojo con una castaña que te cagas, y que las broncas con tu viejo son de órdago, y que pasas de todo. Que pasas de verdad, con ojos de estar allí lejos sin la menor intención de darte de nuevo una vuelta por aquí en el resto de tu puta vida. Suponiendo, dice tu hermana, que te quede mucha puta vida por delante.

Dice que te diga algo, que me lees los domingos y me haces caso. No sé en qué carajo podrías hacerme caso tú a mí; pero si lo dice ella, que es la Bambi de la familia, sus motivos tendrá. En fin. Que te diga algo, escribe la pava, como si yo fuera la virgen de Lourdes. Y no sé qué decirte, la verdad. De finales felices me creo lo justo. Y la última varita mágica que vi la tenía clavada en el coño un hada a la que violaron en Sarajevo. No sé si me explico.

Pero en fin. Me sentiría raro si hoy no te dedicara esta página. No por ti, que no te conozco, sino por la Bambi. Se quedaría decepcionada y a lo mejor ya no se leía más novelas mías, ni soñaba con ligarse al padre Quart o a Lucas Corso. Así que mira, voy a decirte algo. Voy a decirte que acabo de apuntar que no te conozco, pero es mentira. No es difícil conocerte si uno mira alrededor y se fija en el país en el que vives, y la tele que ves, y los perros que planifican tu vida y tu futuro, y los políticos a los que votan tu padre y tu madre. No es difícil si uno piensa en esa empresa donde estuviste trabajando este verano, y en el trabajo donde explotan a tu ex novia, y en la desesperación de tus amigos. No es difícil y me hago cargo, te lo juro. Esto es una mierda, y la palabra futuro es como para colgársela de los huevos. ¿Ves como en realidad sí te conozco?

Hay, sin embargo, algo que puedo decirte. Estás aquí, en el mundo que te ha tocado. Sería estupendo que hubiera revoluciones por hacer y sueños por alcanzar, cosas que te pusieran caliente y con ganas de echarte a la calle. Pero sabes, o lo intuyes, que todas las revoluciones se hicieron, y una vez hechas se las apropiaron los de siempre. Que los buenos se quedan afuera, bajo la lluvia, y que esta película la ganan siempre los malos. Sé todo eso porque lo he visto, tío. Lo he visto en todas las lenguas y colores. Lo he visto allí y lo veo aquí. Y sé que las grandes aventuras colectivas, la solidaridad, los mecheritos, yupi, yupi, todo eso se fue a tomar por saco hace mucho tiempo.

Pero quedan cosas, te doy mi palabra. Cuando ya no son posibles los héroes solidarios, llega la vez de los héroes solitarios. A lo mejor, ahora que han muerto los dioses y los héroes con mayúscula, la salvación está en el heroísmo con minúscula. En el peón de ajedrez olvidado en un rincón del tablero que mira alrededor y ve al rey corrupto, a la reina hecha una zorra, al caballo de cartón y a la torre inmóvil, haciendo dinero. Pero el peón está allí de pie, en su frágil casilla. Y esa casilla se convierte de pronto en una razón para luchar, en una trinchera para resistir y abrigarse del frío que hace afuera. Esta es mi casilla, aquí estoy, aquí lucho. Aquí muero. Las armas dependen de cada uno: amigos fieles, una mujer a la que amas, un sueño personal, una causa, un libro... Cómo reconforta, colega, mirar a un lado y ver en otra casilla a otro peón tan solo y asqueado como tú, pero que se mantiene erguido y, tal vez, tiene un libro en las manos. Hay aventuras maravillosas, vidas riquísimas, sueños increíbles que empezaron de la forma más tonta, con sólo pasar la primera página de un libro.

Ya sé que no es gran cosa, colega. No soluciona nada, y lo único que te permite es comprender. Pero eso no está nada mal. Me refiero a comprender que nacemos, vivimos y morimos en un mundo absurdo, que a lo más que podemos aspirar es a asumirlo mirándolo de frente, con el orgullo de quien se sabe peleando solo, hasta el final, solidario con aquellos otros peones que, como tú, libran su pequeña y pobre batalla en casillas olvidadas. Y al final descubres que no es tan grave. Los hombres vagan perdidos hace miles de años, y siempre fue la misma historia. Lo único que los diferencia es cómo viven y cómo mueren.

Arturo Pérez-Reverte

lunes, 11 de octubre de 2010

Date cuenta

La historia más emocionante jamás contada es la tuya: tu vida.
Así que no te regodees en el aturdimiento ni en callejones sin salida tapiados por tu obsesión, ¡sal de ahí! Sólo camina, piensa, mira, escucha, siente, vive.

jueves, 7 de octubre de 2010

De casualidad

Andaba rondando por aquel barrio cuando, de repente, escuchando esa canción, avisté su figura a lo lejos.
No me percaté de lo extraño de la casualidad hasta que vi que estaba sangrando, y fue entonces cuando me di cuenta de que todo el rastro que el tiempo terminaría dejando en mis recuerdos sería su espalda alejándose cada vez más de mí.

miércoles, 6 de octubre de 2010

lunes, 4 de octubre de 2010

Y lo que opinen los demás...

Cuando le oí afirmar con ridícula convicción que nuestro cuerpo era, literalmente, tonto, me quedé helada. E instantáneamente, me pregunté, ¿cómo puede alguien que ha dedicado un gran esfuerzo y muchos años de estudio a la Medicina calificar a la estructura más perfecta y compleja de todos los seres pluricelulares con un apelativo tan simple como absurdo?
Toda nuestra vida, nuestras risas y llantos, nuestras cicatrices, y hasta nuestro modo de caminar se basan en el correcto funcionamiento de los aparatos y sistemas que componen el cuerpo humano, por no hablar de la intrincada y fascinante red neuronal que define nuestra personalidad. Y esa persona, profesora titular de la universidad, para más inri, no sólo empleó el término máquina reiteradamente para definirlo, cosa que me parece espantosa, puesto que, en palabras de Kant, el hombre es algo más que una máquina, sino que, además, lo redujo a tan insignificante adjetivo.
Me parece increíble que alguien pueda estar dedicándose a algo que considera sumamente imperfecto y poco motivante. ¡Vaya pasión tiene que ser la suya, señora!

Claridad

Fue entonces cuando, en aquel momento lleno de turbulencias y desasosiegos, ella dijo algo así como: "es que a mí, algo tan simple como un rayo de sol, ya me parece un milagro". Y todos se sintieron un poquito menos mal.

domingo, 3 de octubre de 2010

Matar a un ruiseñor

- ¿Cuántos años tenías cuando te regalaron tu primera escopeta, Atticus?
- Trece o catorce. Recuerdo muy bien cuando mi padre me la dio. Me advirtió que no debía apuntar nunca contra nada de la casa y sólo me dejaba disparar en el huerto contra latas vacías. Pero considerando que tarde o temprano me vencería un día la tentación de tirar a los pájaros, dijo que ya podía matar todos los grajos que quisiera, si les daba, pero que no olvidase que matar a un ruiseñor era un grave pecado.
- ¿Por qué?
- Pues supongo que porque los ruiseñores no hacen otra cosa que cantar para regalarnos el oído. No picotean los sembrados, no entran en los graneros a comerse el trigo, no hacen más que cantar con todas sus fuerzas para alegrarnos.

Emoción pura

Tras una tarde torrencial llena de agua, de gris y de vientos huracanados, a eso de las siete y media, una bomba de luz cegadora estalló en mi ventana y toda la habitación se iluminó como una luciérnaga.
Durante el breve instante que duró la onda expansiva, una inexplicable sensación de felicidad, tan intensa que casi consigue hacerme llorar, se apoderó de mí.
Fue una experiencia realmente increíble.

Unos locos muy cuerdos


Si hubiera muerto antes de ver “Alguien voló sobre el nido del cuco”, jamás habría podido descansar en paz.
No sólo la trama me parece brillantemente controvertida, sino que toda la paleta de espléndidos intérpretes y deliciosa música con la que Milos Forman ha trabajado, consigue crear una de las mejores obras maestras que el séptimo arte nos ha regalado. ¡Y vaya regalo!
Un excéntrico y bárbaro tocapelotas llamado Randle McMurphy, nada menos que un violador sin remedio, llega un día a un centro psiquiátrico y lo revoluciona todo. Ese hombre consigue hacernos reír y llorar con una facilidad inimaginable, nos obliga a levantarnos y a luchar, nos llena de vida.
Por no hablar del elenco de secundarios locos que lo siguen donde haga falta, cada uno de ellos más inmejorable que el anterior. ¡Qué interpretaciones, señores, qué interpretaciones! Y ¡qué escenas!
No me cansaría de alabar una y otra vez este increíble drama que te llega a lo más profundo del alma y se queda ahí, latente, invitándote a reflexionar sobre dónde se encuentra el límite de la cordura.

Por supuesto, le doy un diez.