martes, 17 de agosto de 2010

De robles y leyendas

Se decía por el pueblo que, milenios atrás, un par de enamorados, al comprobar que sus progenitores no aceptaban la relación, habían huido de casa y que, presos del temor a ser descubiertos, pidieron ayuda a los dioses.

Éstos, extrañamente conmovidos por su trágica historia, los convirtieron en robles para que nunca se separasen, ligando así sus raíces.

Durante la transformación, su desolación era tan grande que comenzaron a derramar gruesas lágrimas y éstas se marcaron en su tronco. Decían que ése era el origen de las grietas de las cortezas de todos los árboles del mundo en cuyo tronco aparecen.

Desde entonces, muchas parejas que escondían su amor por motivos diversos venían aquí, dejando una última pista de su paradero para desaparecer después sin dejar rastro.

Tuve la suerte de toparme con una de esas pistas: asomaba entre la maleza el vehículo que había abandonado una pareja de fugitivos que huía desde Toledo.
Le pregunté a mi abuela cómo evolucionaba el caso; la policía no había vuelto a saber nada de ellos desde entonces.

Han pasado tres años.

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