Casi podía imaginarme a Reiko, rasgando con decisión las cuerdas de su guitarra, hiptonizando con el sonido a Naoko y Watanabe.
Decididamente, Rodrigo Fresán acierta de pleno al asegurar que el modo de narrar de Murakami tiene "
algo de hipnótico y opiáceo".
No hay comentarios:
Publicar un comentario