viernes, 30 de julio de 2010

Permitida masacre (y olé)

Tomándome algo ayer por la mañana con mis padres en un bar de Salamanca, me dio por echar un vistazo al periódico que leía un hombre sentado a nuestro lado.
Me llamó la atención un titular que parecía pedir auxilio desde el diario:
"El PP propondrá que los toros sean considerados Bien de Interés General"

En ese momento, mi cara se transformó en el vivo retrato de la incredulidad.
No me cabe en la cabeza que esa sádica masacre pueda ser apoyada por gente coherente, pero menos aún que un partido político luche por declararla nada menos que "Bien de Interés General".

Que ese cruel asesinato que se lleva a cabo en cada Plaza de la Península (y ciertos lugares fuera de ella) y que es alabado y disfrutado por todos los asistentes que ríen y levantan sus pañuelos blancos cuando les apetece ver cómo despedazan el maltratado cadáver de lo que se ha adoptado como símbolo de grandeza español -símbolo al que unos señores hieren y matan mientras otros aplauden- no sólo continúe vigente en la actualidad, sino que además cuente con millones de adeptos, me produce arcadas y me inunda de tristeza. Emociones que no sólo nacen del asesinato en sí, del arrebatar vilmente la vida a un animal sin motivos, sino de la aparente ceguera que parece padecer gran parte de esta sociedad.

Dan ganas de gritar: "¿es que no lo veis?", pero tengo la sensación de que la pregunta se eleva en medio de una habitación insonorizada y transparente en la que nadie repara, hasta que el eco desaparece.

Así que, de aprobarse dicha proposición, me sentiré como si nos diesen una gran bofetada a todos los que nos encontramos en esa sala gritando "¡No!" a la Tauromaquia.

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