lunes, 28 de junio de 2010

Espinas

De pronto, mientras comía un helado sentado en el césped de Anaya, aquella silueta apareció ante sus ojos, como si se tratase de una mística revelación.
Se levantó y se dirigió hacia ella con intención de hablarle, pero su expresión denotaba que sentía una paz tan intensa que le pareció horrible perturbarla. Y aunque sabía que las probabilidades de volver a verla eran más que escasas, retrocedió y contempló cómo su figura desaparecía al doblar la esquina.

No hay comentarios:

Publicar un comentario