Entonces, ella se refugió en la mitología, como solía hacer siempre que necesitaba un poco de paz de espíritu.
Leyó sobre Hércules e Hilas, Aquiles, Ulises... y, al comparar las grandes vicisitudes a las que estos héroes se habían tenido que enfrentar, sus problemas le parecieron insignificantes.
Y se sintió ligera de nuevo.
sábado, 25 de septiembre de 2010
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