lunes, 19 de noviembre de 2012

De patrias y apátridas. Una película: Martín (Hache).

Han pasado ya algunos años desde que vi por primera vez la película Martín (Hache). Recuerdo que fue durante el último curso de Bachillerato, poco antes de empezar la Universidad, y que me causó una honda impresión. En ese momento creí comprenderla o, más bien, entender el comportamiento de los personajes, la intención de los discursos y el significado -siempre esencial- de las imágenes.

Hace unos días volvía a verla en unas circunstancias completamente distintas y, a pesar de ello, su aplastante franqueza de nuevo me dejó boquiabierta; sin embargo, me di cuenta de que la comprensión que creía tener de la película no era tan amplia como había pensado a los dieciocho.
Supongo que cuando uno se considera prácticamente un apátrida, resulta más sencillo interpretar conductas, empatizar ante determinadas situaciones y, en definitiva, reflexionar acerca de la vida en uno u otro ámbito.

De las muchas escenas brillantes que hay, destaco una que a mí me resulta particularmente clave. Será por eso de "estar de Erasmus":

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