martes, 30 de septiembre de 2014

Réquiem

Te vi pasar de largo hablando por teléfono mientras yo esperaba sentada enfrente de aquel antro a que alguna casualidad nos sucediera. Así que te llamé a voces, y en el mismo momento en que me miraste y me dijiste con la mano que esperara, supe que acabarías por no contestarme un mensaje cordial que te enviaría once meses después de conocernos.
Y por qué por qué por qué lo hiciste, por qué conseguiste que el estomaguillo se me encogiera hasta el punto de no precisar un corazón que tirase de mis entrañas porque ya yo toda era sólo ese punto, ese punto minúsculo de células y mucosa y ácido clorhídrico que abrasaba los pies, las manos y hasta la garganta. 

Me quedé muda. Muda de dolor y de vacío. 

Y ahora que finjo que has muerto, que te ha pasado algo y que ya no existes más en este mundo, el hueco de la Tierra que habitaba tu nombre ha terminado por destruir nuestro planeta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario