domingo, 6 de abril de 2014

Primer amor

Apareciste una tarde de julio en la bandeja de entrada de mi Tuenti. Hacía años que no te veía, pero en tu foto parecías guapo. Así que venga, dije, yo te sigo.
Me cogiste del alma y me llevaste por esos senderos de la literatura que yo, a mis dieciocho años, nunca había pisado más que a la hora de aprender nombres de autores y fechas y títulos de libros y poemas en las clases del bachillerato. Me hablaste de Camus (Camí) y de Cortázar, y yo creía que eso era el amor. No parabas de recomendarme películas y de reivindicar el independentismo. Visca Catalunya lliure!, gritabas en nuestras citas, ¡Viva Andalucía libre y socialista! Y yo que no entendía de lo que hablabas.
Me besaste a la puerta de un garaje y tu boca sabía a alquitrán a arsénico a cianuro al humo del tabaco que acababas de comprar, y tu lengua se movía sin control dentro de mi boca y yo pensé que no sabías besar. Y tus manos encontraron mi cintura y me susurraste al oído que te quiero. Y yo quedé paralizada ante los besos la emoción el encuentro las palabras el aliento Lucky Strike el letrero luminoso de la caja de ahorros y fue entonces cuando mi madre llamó al móvil y me dijo que volviera a casa.
Cuando estaba a punto de enamorarme de ti, apareció otro muchacho, mudo, de provincias. No me dijo nada, no me habló de la lucha del proletariado ni del latín ni de los versos que componen una lira. Me invitó a un Nestea y me sonrió y en ese momento supe que aquello era el amor.
Y te olvidé olvidé las tardes de verano a la sombra de un café los besos frente a la catedral tu camisa de rayas el olor de la colonia que llevabas tu infinita sapiencia y lo inmensamente azules que se volvían tus ojos cuando me mirabas.

1 comentario:

  1. Se ha hecho esperar una nueva entrada, pero ¡vaya si ha merecido la pena!

    M.

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